jueves, 22 de noviembre de 2007

Donde se lucha por la vida (Guanhacabibes Final)

Nos esforzamos para que cada nido quede perfectamente cercado. Cualquier cosa sirve; desde elementos naturales hasta restos de cajas. Lo importante es no dejar espacio para que las tortuguitas queden a la merced de los voraces apetitos circundantes.

Los nidos uno y dos son ahora el centro de atención. Velamos, pasamos, revelamos, repasamos, hasta que un grito nos hace correr. !!Corran que las tortuguitas están saliendo- alerta Joyce. El campamento entra en alarma y no es para menos. Juro no haber visto nada más naturalmente hermoso que esas cabecitas asomándose a la vida.

Revisamos sus diminutas anatomías, tomamos notas de las malformaciones, las nacidas con vitelo y las saludables. Tan pronto como podemos las dejamos libres. Una vez sobre la arena no hay nada que les impida llegar al mar. No importan dónde estén, la brújula genética les enseña el camino a su mundo. Estremece el espectáculo de las pequeñas contra las olas, mar adentro, como quien tiene prisa por crecer.

Quedamos solos otra vez. En el nido hay algunos huevos infértiles y otros infestados que también contamos. Mientras, las tortuguitas se convierten en pequeños puntos sobre las olas. Se aleja la razón por la que cada año cientos de jóvenes regresan a estas playas remotas. Ahora, solo se escucha el viento y el mar.

jueves, 18 de octubre de 2007

Guanhacabibes ( parte II) o En la nocturnidad de tus playas

fotos: Reno Massola

Con el favor de la brisa los jejenes se esfuman y los mosquitos son apenas una leve molestia. Lo contrario supone que las horas nocturnas se hagan eternas. La plaga de insectos nos obliga a cubrir cada centímetro de nuestros cuerpos para salir a playar. Solo un hecho puede quasi sustraernos de la molestia infernal: la llegada de una tortuga (chelonia).

¿Eso es una piedra o una tortuga?, Oye yo creo que sí, mira, mira, mira se está moviendo!, caballero despacio…!!!!! Sin la gracia de la luna se puede hacer muy difícil no confundir una roca o la vegetación con una chelonia; solo su rastro fresco sobre la arena es inconfundible.

Aprenderlo requiere observar con cuidado. Para Olivia y René, los novatos de la temporada, es aún demasiado pronto…. Se trataba apenas de una enorme piedra. La segunda noche nos traería mejor suerte.

Sobre las 12 de la madrugada, el campamento está en plena actividad. Dos tortugas verdes (chelonias mydas), las más frecuentes de julio a septiembre, decidieron “subir” casi a la vez.

Es hermoso el espectáculo de las tortugas en busca del mejor sitio para anidar, me había dicho un amigo. Y ciertamente lo es. Algunas aciertan la primera vez; otras buscan aquí y acullá, hasta que la temperatura y la textura de la arena les convence para hacer un profundo nido. Solo entonces inicia el lento proceso de la oviposición. Cuando el primer huevo cae sobre la arena, comienza lo "bueno".

Tienen que estar atentos – nos habían dicho durante la conferencia preparatoria en el Centro de Investigaciones Marinas- solo cuando termine de hacer “la cama” ustedes comienzan a trabajar. Para contar los huevos lo más recomendable es poner la mano debajo de la cloaca de la tortuga. Van a sentir una sustancia gelatinosa, pero no pueden parar…

Noventa dos, noventa y tres, noventa…Las tortugas verdes (chelonia mydas) ponen de 70 a 140 huevos aproximadamente. Mientras uno de los miembros del equipo cuenta, el resto mide la tortuga, la revisa en busca de filopapilomas u otras anomalías; chequea la existencia o no de la marca (una presilla colocada en la aleta derecha que la reconoce como una tortuga de las que anida en estas costas.)

Dos tortugas en una noche suponen mucho trabajo, pero también que las horas se vayan volando. El amanecer llega urgente. Aquí, donde se pone el sol en Cuba, suele despertar muy guapo, como diría Olivia, una amigia llegada de Islas Canarias hasta esta playa virgen. Ella es solo una de los cientos de voluntarios extranjeros que cada año se suman al Proyecto.

Lo que trae el día

Quien piense en mañanas de total aletargamiento se equivoca. Cada dos horas debemos tomar las temperaturas de algunos nidos. Ahora, corresponde además “señalizar” los nuevos con algunos datos: número de nido, especie de la tortuga, cantidad de huevos y fecha van dentro de un pomo o botella amarrado a un palo, que a través de una guía nos conduce directo al nido. Así se aprovechan los desechos que el mar devuelve al hombre: diariamente recalan sobre estas costas sogas, botellas, pomos plásticos; la más inimaginable evidencia de inmundicia humana.
Mantener la playa limpia forma parte de la labor de los voluntarios. No se hace como parte de un plan, aclara Joyce (el coordinador de la temporada), quienes vienen aquí tienen por lo general tienen una elevada conciencia ambiental. Y no se conciben ambientalistas en medio de una playa sucia. Enterramos los desechos; los papeles y cajas van al fuego. Al final cada equipo debe llevarse su basura.

En medio de tanto que hacer siempre queda algún tiempo para leer y extasiarse un poco. Pero estamos en Agosto y muy pronto aparecerá una nueva misión. Por las fechas de los nidos uno y dos pronto seremos testigos de un acontecimiento tan impresionante como natural: la llegada a la vida.
Continuará ...

jueves, 11 de octubre de 2007

Guanhacabibes (1ra parte ) o Donde se habla de tortugas y mar


fotos:Reno Massola y colectivo
Avanzamos rumbo oeste. Se asoman pueblos remotos, hombres de sombrero y piel curtida, asombros infantiles que pudieran encontrarse en cualquier lugar de Cuba. La diferencia es que aquí, las casas de tabaco dibujan un paisaje único en la Isla. Atravesamos Pinar del Río, la provincia más occidental del país.

“Llegaron los tortugueros,” se oye decir a nuestro paso. La frase podría horrorizar a un especialista, pero de Sandino a La Bajada (dos de esos pueblos remotos) se sabe de los muchachos que viene a encontrase con la soledad, el mar y las tortugas. Durante los próximos 15 días, alguna playa de la península de Guanahacabibes, Reserva de la Biosfera, será nuestro hogar.

Playa Antonio, si no es el paraíso…

La carretera se nos detiene a unos 25 Km. de entrar a la Península. Playa Antonio es la primera de las muchas que cada año reciben a los jóvenes del Proyecto Universitario de estudio y conservación de tortugas marinas, liderado por el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana.
¡Que nos se quede nada! ¿Quién cogió las casas de campaña ¿Bajaron la comida? ¡Caballero que no se olviden los pomos de agua! La escena se repite casi hasta tocar el Faro de San Antonio, el extremo oeste de Cuba.

Ahora entre la más natural dicha y nosotros solo median 20 metros de… diente de perro. ¡Diente e¨ perro bravo, no como los de las playas de La Habana! No te entretengas muchacha que si te caes aquí…. ¡Bueno no piensen en eso!!! Justo donde termina el camino de navajas comienza el paraíso.

Nos encontramos caras repletas de felicidad mezclada con sol y múltiples picadas. “Los viejos” nos dan el primer tour por la playa. Entregan planillas, experiencias y una mano para seguir bajando bultos y más bultos. Nos quedamos con las explicaciones; la mano la devolvemos cuando los ayudamos a llevar su “campamento” hasta la carretera. Aprovechamos los últimos minutos juntos para un tema esencial ¿Cómo estuvieron los jejenes? *
Continuará ...

* el jején es insecto pequeñísimo. Su picada puede resultar más molesta que la de un mosquito

domingo, 1 de julio de 2007

Vivir la energía

Acabo de vivir dos experiencias que aunque no tienen mucho que ver, se me antojan especialmente unidas. Se trata del Taller de Periodismo Alma Joven, impulsado por la revista ALMA MATER y una jornada de estomatología comunitaria, que organiza la Dirección Provincial de Salud en Ciudad de La Habana.

Dos hechos al parecer tan diferentes tienen mucho en común. Primero ambos son, en esencia, una apuesta por un mundo mejor. Segundo, los dos nacieron de la fuerza, sin analogía, de los años mozos.

Por un lado, jóvenes periodistas reflexionando sobre sus quehaceres; buscando maneras para que sus creaciones sean mejor recibidas por televidentes, lectores o radioescuchas. Estudiantes y profesionales de todo el país en una pelea contra la mediocridad y el tedio que a ratos invade planas y espacios periodísticos.

Por otro, estomatólogos jovensísimos a la vanguardia de una cruzada por la salud bucal en barrios periféricos de la capital cubana. Soñaron, hicieron, contagiaron a los menos jóvenes con la idea, y hoy son muchos los beneficiados con ese proyecto de atención comunitaria.

En una y otra experiencia, más que doctores o periodistas, vi juventud dispuesta a explotar su divino tesoro. Cuando se viven hechos así, el entusiasmo se pega en la piel, se mete en el cuerpo, empuja, contagia. Quizás no haya mejor manera de expresar los deseos de una mejor vida que luchar por ella. Ejemplos como esos debe haber miles en nuestro país: científicos, ambientalistas, campesinos, lingüistas, psicólogos, abogados, maestros…

Sin embargo, también hay miles de ejemplos para el otro lado; el de quienes ven pasar esa época de la vida sentados desde una esquina, inmutables ante los años que corren. Esa juventud duele hasta el tuétano.

No se trata de que todos seamos iguales. La infinidad de criterios y colores hace el mundo. Quien diga o trate de demostrar lo contrario probablemente fracase. Sin la confluencia de ideas profundamente diferentes la humanidad fuera aburrida y gris.

En cualquier caso la juventud pasa solo una vez. No es necesario ser profesional, o letrado, solo un ser humano con voluntad para que energía y juventud no se vayan sin saber cómo, ni cuándo.

sábado, 28 de abril de 2007

Una botella en La Habana

En casi cualquier lugar del mundo una botella no es más que un recipiente para guardar agua, leche, o algún otro líquido; sin embargo, en esa generalidad, La Habana de hoy marca la diferencia.
Aquí, unos "dan y otros cogemos (agarramos) botella".

Tratando de encontrar un equivalente fuera de la Isla, podría equipararse con "pedir un aventón" o "hacer autostop". Y digo podría porque la forma y el color aquí cambian. Un semáforo, varios autos, choferes bondadosos y personas con necesidad de trasladarse bastan para que, desde un sofisticado mercedes hasta un almendrón (autos antiguos), cualquier "carro" se convierta en una "botella".

La luz roja es la señal de arrancada. En el acto, quienes piden botella caminan con rapidez hacia los autos. La manera de preguntar varia según la educación del botellero, pero en esencia es la misma: operativa, fugaz como la roja: ¿Me puede adelantar?

Un sí, es llegar temprano al trabajo o la casa, evitar los avatares del transporte público, es la felicidad misma. Un no, esperar. Entre uno y otro, median en cuestión dos elementos: los sentimientos del chófer hacia el prójimo y sus posibilidades reales de llevarte.

No tengo la precisión de cuántos nos movemos diariamente en botella, pero la cifra no debe ser subestimable. Para las mujeres es sin dudas el primer lugar de las estadísticas. Los hombres tienen más reservas en "pedir el aventón" y los choferes en darlo si el "solicitante" es del sexo masculino. "Los hombres pueden caminar y coger guagua", me comenta Miguel, uno de los choferes de mi centro laboral. Y anque está claro que las mujeres también podemos, "belleza y juventud convencen a cualquiera completa Migue.

Obviamente, en un país como este, con carencias de transporte que abruman al más optimista, la botella es una vía no despreciable. Ojalá que se multipliquen los choferes deseosos de ayudar más allá del sexo y la belleza de las pantorrillas.